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Secretos de Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina en Corea

a group of people walking down a street at night

Conociendo Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina

Es comota escapada es la forma perfecta de cambiar el gris del asfalto de Seoul por paisajes que parecen pintados a mano en solo unas horas. Es una ruta que combina la nostalgia de los escenarios de dramas coreanos en Nami Island con la estética europea de Petite France y la paz absoluta del Jardín de la Calma Matutina, ideal para quienes buscan un día de fotos increíbles y aire puro. Las tardes entre semana están menos llenas.

La magia de cruzar a Nami Island

La primera vez que puse un pie en el ferry hacia Nami Island, el aire frío del río Bukhangang me pegó de lleno en la cara, pero la emoción de ver los árboles alineados a lo lejos lo compensaba todo. Lo interesante es que sinceramente, me sorprendió lo bien organizado que está el transporte desde la estación de Gapyeong, aunque si llegas después de las 10:00 AM, las filas para el barco pueden ser una pesadilla. El billete de entrada, que ya incluye el trayecto de ida y vuelta en ferry, cuesta unos 16,000 won para adultos. La entrada es gratis.

  • Toma el tren ITX-Cheongchun desde la estación de Yongsan; es mucho más cómodo y rápido que el metro convencional.
  • Si te sobra algo de presupuesto y te va la aventura, entra a la isla por la Zip-wire; cuesta unos 50,000 won pero la sensación de aterrizar volando sobre el agua es, bueno, otra liga.
  • Busca los puestos de hotteok (panqueques dulces) cerca del sendero principal; el olor a canela y azúcar quemada en medio del bosque es algo que todavía recuerdo con antojo. ¿Lo que más me gustó?、caminar por el famoso sendero de los metasecuoyas. El aroma de comida recién hecha llenaba el aire. Recuerdo que eran casi las 11:30 AM y, aunque había bastante gente, logré un rincón tranquilo para sentarme a mirar el paisaje. Es el lugar donde se grabó el mítico drama Winter Sonata, y aunque no lo hayas visto, la vibra romántica se siente en cada esquina. Eso sí, prepárate para esquivar palos de selfie cada dos metros, porque todo el mundo quiere la misma foto.

Un trocito de Europa y flores infinitas

Después de la isla, el bus circular te deja en la puerta de Petite France. Según los locales, al bajarme, me quedé un poco descolocado: ¿seguía en Corea o me habían teletransportado a un pueblito de los Alpes? Desde mi punto de vista, Personalmente, creo que es un lugar más para la foto de Instagram que para pasar horas explorando, pero caminar por sus pasarelas de madera tiene su punto. La entrada cuesta unos 12,000 won y suele estar bastante llena de familias. Las casas tienen colores super chillones y todo rinde homenaje a El Principito. Para ser honesto, me impresionó. El cierre del día tiene que ser, sí o sí, en el Jardín de la Calma Matutina. Llegué allí cerca de las 4:30 PM y la luz del atardecer sobre las montañas era una auténtica locura. Es el jardín privado más antiguo del país y se nota en el nivel de detalle de cada arbusto. El aroma a flores frescas y tierra mojada me quitó todo el cansancio del viaje en un segundo. Toma el segundo callejón a la izquierda.

  • El Gapyeong City Tour Bus cuesta 8,000 won y te permite subir y bajar todo el día entre estas tres atracciones.
  • En el jardín, no te pierdas el área del estanque Seohwayeon; el reflejo del pabellón tradicional en el agua es lo más relajante que verás en todo el viaje.
  • ¿La parte mala? El tráfico de regreso hacia la estación de tren puede ser un rollo los fines de semana, así que intenta no apurar hasta el último minuto.

Cómo disfrutar de Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina

La mejor forma de hacer esta ruta es madrugar para llegar a la terminal de la isla de Nami antes de las 9:00 AM y así evitar las hordas de turistas. Usar el Gapyeong City Tour Bus es la opción más barata y cómoda para conectar los tres puntos por solo 8,000 wones al día, olvidándote de los líos de los taxis.

Volando hacia la isla o el ferry de siempre

Recuerdo perfectamente cuando llegué a la terminal del ferry; el aire estaba helado y el aroma a madera quemada de los puestos de comida callejera te abría el apetito al instante. La mayoría elige el barco tradicional por 16,000 wones, pero yo -bueno, me armé de valor- y probé la Zip-wire. ¡Qué locura! Te lanzas desde una torre de 80 metros y cruzas el río volando hacia la isla. Sinceramente, me temblaban un poco las piernas mientras subía el ascensor, pero ver el agua y los bosques desde arriba es de esas cosas que no olvidas. La isla es famosa por sus hileras de metasecuoyas; caminé por allí cerca de las 11:00 AM y el sol filtrándose entre las ramas era pura magia. Para aprovechar el tiempo y participar de las costumbres locales, aquí tienes un par de trucos:

  • Si vas en otoño, el camino de los ginkgos se pone amarillo chillón; es el momento de la foto típica que todos buscan.
  • El Dakgalbi (pollo picante) cerca de la estación de Gapyeong es obligatorio; probé uno en un callejón lateral y picaba como el demonio, pero estaba delicioso.
  • Compra el pase del bus directamente al conductor, aceptan tarjetas de transporte como la T-money.

Un pedacito de Europa con aroma a Corea

Al llegar a Petite France, lo primero que te golpea es el color. Todo es pastel, muy visual, aunque debo decir que a veces se siente un poco como un decorado de televisión antigua. Me perdí por las casitas francesas y lo que más me gustó fueron las cajas de música; tienen un sonido metálico y algo nostálgico que te transporta a otra época. La entrada cuesta 12,000 wones e incluye acceso a la zona nueva dedicada a Pinocchio. Me senté en el pequeño anfiteatro a ver un show de marionetas y -qué cosas- terminé riendo con unos niños que intentaban imitar los movimientos del muñeco de madera. Básicamente es un sitio para fotos rápidas, no necesitas más de una hora y media.

El silencio del Jardín de la Calma Matutina

Para cerrar el día, el Jardín de la Calma Matutina es el bálsamo perfecto, especialmente si vas durante el festival de luces de invierno. Entrar cuesta unos 11,000 wones y, de verdad, el cambio de ritmo se nota en los pulmones. Caminaba por los senderos y el silencio era casi absoluto, solo interrumpido por el crujir de las hojas bajo mis pies y el sonido de algún arroyo lejano. ¿Sabes qué me flipó? Lo impecable que está todo; parece que alguien peina el césped con un cepillo cada mañana. Me senté en un banco de madera cerca del estanque principal, justo cuando el sol empezaba a bajar, y me quedé un rato simplemente respirando el aire puro del bosque. El único inconveniente es que las cuestas cansan lo suyo, así que prepárate para acabar con las piernas molidas.

Cuándo experimentar Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina

Si buscas la respuesta corta, intenta ir a mediados de mayo o finales de octubre, un martes cualquiera. Algo que nadie te dice es la clave es el equilibrio entre el clima agradable y no tener que esquivar a mil personas por metro cuadrado en los senderos de secuoyas. El ambiente cálido lo hacía acogedor.

El ritmo del día y la calma antes del caos

Madrugar duele, lo sé, pero llegar a la Estación de Gapyeong alrededor de las 8:30 AM es la diferencia entre un viaje zen y un dolor de cabeza monumental. Todavía recuerdo el silencio sepulcral de mi primera visita; el ferry cortando el agua mansa y ese aroma a pino fresco que te llena los pulmones de golpe. Si llegas tarde, digamos a las 11:30 AM, la fila para el ferry puede ser eterna. Créeme: no quieres pasar una hora bajo el sol o el frío esperando. La entrada con el ferry incluido suele rondar los 16,000 won, y honestamente, pagaría el doble solo por evitar a los grupos grandes que llegan después del mediodía.

Estaciones: ¿Espectáculo visual o reto de supervivencia?

Cada época tiene su aquel, pero el otoño en Nami Island es… uf, otra liga. El amarillo de los ginkgos es tan intenso que parece retocado con Photoshop, en serio. Pero —y aquí viene el gran pero— el invierno tiene su propia magia, aunque el frío coreano sea despiadado. La última vez que estuve en el Garden of Morning Calm para ver las iluminaciones, la temperatura bajó a los -8 grados y mis dedos casi se despiden de mí. La entrada cuesta unos 11,000 won y, aunque me queje del frío, ver los jardines brillando en la oscuridad absoluta es algo que tienes que vivir al menos una vez. Lo que más me gusta es el contraste: el silencio blanco del invierno frente al estallido rosa de los cerezos en abril.

  • Días laborales: Imprescindible para evitar las masas que vienen desde Seúl.
  • Atardecer: El mejor momento para estar en Petite France; la luz es simplemente mágica para las fotos.
  • Temporada de festivales: De diciembre a marzo para las luces nocturnas en los jardines.

Pequeños detalles que lo cambian todo

¿Sabes qué es lo que más me llamó la atención? El olor a “tteokbokki” picante y maíz tostado que flota en el aire en la zona de comida de Nami Island; te abre el apetito aunque acabes de desayunar hace media hora. Personalmente, prefiero saltarme los espectáculos de marionetas en Petite France —me parecen un poco infantiles, la verdad— y perderme por los callejones coloridos buscando rincones con vistas al río Bukhangang. La cosa es que este viaje no es solo ver sitios, es sentirlos. Bueno, y también de sobrevivir al autobús circular de Gapyeong que a veces va tan lleno que te sientes como una sardina en lata. Pero oye, es parte de la experiencia coreana, ¿no? Al final, lo que te queda es ese recuerdo del viento frío en la cara y el sabor de un bollo de canela caliente de 3,500 won mientras caminas entre árboles gigantes.

Ubicaciones populares para Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina

Si quieres ver lo mejor de la zona en un solo día, lo ideal es combinar la naturaleza de Nami Island con el colorido de Petite France y cerrar con la paz del Garden of Morning Calm. Mi consejo de oro es que utilices el Gapyeong City Tour Bus por solo 8,000 KRW, ya que te permite subir y bajar en cada atracción sin tener que pelearte con los taxis o los mapas.

El colorido de Petite France y su vecino italiano

La primera vez que puse un pie en Petite France, me sentí un poco fuera de lugar —en el buen sentido—. Básicamente es como si un pedacito de la Riviera Francesa hubiera aterrizado de golpe en las montañas coreanas. Recuerdo que llegué como a las 2:30 PM y el sol hacía que las fachadas amarillas y azules brillaran muchísimo. , si te gustan las fotos para redes sociales, este es tu sitio, aunque a veces se llena de gente que parece estar en una misión secreta por conseguir la mejor pose. Justo al lado acaban de inaugurar Pinocchio e Italia Village. Mira, te cuento:

  • La entrada combinada para ambos sitios suele costar unos 19,500 KRW.
  • El teatro de marionetas es… bueno, curioso, algo que no ves todos los días en Corea.
  • Lo mejor, sin duda, son las vistas hacia el lago Cheongpyeong desde las terrazas superiores. ¡Una maravilla!

El Garden of Morning Calm: mi rincón de paz

Después del caos colorido de las villas, llegar al Garden of Morning Calm es como soltar un suspiro largo. ¿Sabes esa sensación de paz total? Pues eso. Yo fui a finales de otoño y el aroma a tierra mojada y flores tardías era increíble. Pero ojo, que si vas en invierno, a partir de las 5:30 PM encienden millones de luces LED en el festival de iluminación. Sinceramente, me quedé helado de frío aquella vez, pero ver los árboles brillando en mitad de la noche valió la pena cada segundo. El boleto cuesta 11,000 KRW y te aseguro que es el mejor dinero invertido para desconectar del ruido de Seúl.

¿Dónde comen los locales? El festín que no te puedes perder

No puedes irte de la zona de Gapyeong sin probar el Dakgalbi. Es un pollo picante salteado con verduras que huele a gloria bendita. Me acuerdo perfectamente de un localito escondido en el segundo callejón a la izquierda cerca del muelle de la isla donde el humo te envolvía nada más entrar. El precio suele rondar los 14,000 KRW por persona. Lo que más me gusta es el sonido del pollo chirriando en la plancha gigante frente a ti. ¿Lo peor? Pues que la ropa se queda oliendo a comida todo el día, pero —qué quieres que te diga— con ese sabor, ¡me da exactamente igual

La importancia de Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina

Básicamente esta ruta es mucho más que un simple paseo turístico; es sumergirse de lleno en el alma romántica y el sentido estético de la Corea moderna. Lo que noté fue que combinar la nostalgia cinematográfica de Nami Island con el colorido de Petite France y la perfección floral del Garden of Morning Calm explica por qué este recorrido sigue siendo un peregrinaje obligatorio para entender la cultura del ocio coreana. Hay una energía única que no puedes describir.

El fenómeno social: Un escenario de película

Para entender por qué todo el mundo acaba en Nami Island, hay que hablar de sentimientos. No es solo un trozo de tierra en medio del río; es el epicentro de la ola coreana gracias al drama Winter Sonata. Bueno, la cosa es que, cuando yo fui por primera vez un martes de noviembre, el viento cortante —¡vaya si hacía frío!— me recordaba que estaba en un lugar especial. Recuerdo ver a parejas recreando escenas exactas bajo las famosas metasecuoyas. Sinceramente, me sorprendió que, a pesar de la gente, el aire olía a pino fresco y a esa leña quemada tan típica de las zonas rurales. Es un lugar que los coreanos han convertido en su propio “reino” independiente, la Naminara Republic, y esa identidad propia le da un toque místico.

Belleza visual y la calma necesaria

Luego tienes el contraste con Petite France y el Garden of Morning Calm. ¿Sabes qué fue lo que más me impactó? La dedicación absoluta a la estética. En Petite France las casas son tan coloridas que —madre mía— casi tienes que entrecerrar los ojos bajo el sol. Pagué unos 10,000 wones por la entrada y, aunque el sitio es un poco pequeño, el ambiente de cuento europeo en mitad de las montañas coreanas es muy curioso. Por otro lado, el jardín es el refugio de paz definitivo.

  1. La entrada en zip-wire a la isla (cuesta unos 50,000 wones) es la mejor forma de empezar el día con adrenalina pura.
  2. Los ferris salen cada 10 o 20 minutos desde el muelle de Gapyeong, así que no hay que estresarse por el reloj.
  3. El Garden of Morning Calm es especialmente increíble a partir de las 5 PM en invierno, cuando encienden millones de luces LED.

Relevancia moderna y el escape de la ciudad

Lo cierto es que estos lugares representan esa necesidad de “sanación” o healing que tanto buscan los jóvenes en Seúl hoy en día. Salir de la jungla de cemento para ver flores perfectamente cuidadas o caminar por puentes de madera tiene un valor cultural inmenso. Yo mismo, después de estar un par de horas caminando por los senderos del jardín, sentí que los pulmones se me limpiaban. Una cosa que me decepcionó un poco fue el precio de los cafés dentro de las atracciones, algo caros, pero —qué le vamos a hacer— las vistas de las montañas de Gapyeong compensan cada centavo. Es esa mezcla de naturaleza domesticada y cultura pop lo que hace que esta excursión sea el corazón del turismo actual.

Recomendaciones de expertos

Si quieres sacarle todo el jugo a Nami Island sin acabar agotado, la clave absoluta es madrugar como si no hubiera un mañana. Lo digo en serio: llegar a la entrada a las 8:00 AM marca la diferencia entre caminar entre pinos solitarios o tener que esquivar palos de selfie cada tres segundos.

¿Vale la pena volar en el Zip-wire?

Bueno, la primera vez que fui, me quedé mirando esa torre altísima con un poco de vértigo, pensando si de verdad quería gastar 44,000 won en un viaje de apenas dos minutos. ¿Mi veredicto? Pues mira, ¡sí! Sentir el aire frío de la mañana golpeándote la cara mientras cruzas el río Bukhangang a toda velocidad es impagable. La vista desde arriba es de esas que te dejan mudo, aunque —tengo que admitirlo— el aterrizaje fue un poco más brusco de lo que esperaba. Es mucho más rápido que el ferry, que suele estar atestado de gente gritando. La verdad, yo prefiero mil veces entrar a la isla volando que ir apretado en la cubierta de un barco.

El truco del autobús y los tiempos

Para moverse entre Nami, Petite France y el Garden of Morning Calm, el Gapyeong Tour Bus es tu mejor aliado, pero —y aquí va mi pequeña queja— a veces pasa cuando le da la gana. Recuerdo que una vez estuve esperando como veinte minutos bajo un sol de justicia y casi pierdo los estribos. Un consejo de amigo: compra el pase diario de 8,000 won y guarda el ticket físico como si fuera oro, porque te lo piden cada vez que intentas subir. Si vas con el presupuesto muy ajustado, lo mejor es pasarse antes por un CU o un GS25 cerca de la estación de Gapyeong y comprar unos kimbap. Los restaurantes dentro de la isla son, sinceramente, un robo para lo que ofrecen.

  • No te pierdas el Garden of Morning Calm justo al atardecer; el encendido de luces es una locura visual.
  • Evita a toda costa los fines de semana; la última vez que fui en sábado, la cola para el ferry salía del recinto.
  • El tren ITX-Cheongchun desde la estación de Cheongnyangni es mil veces mejor que el metro normal; tus piernas te lo agradecerán.

El aroma de la madera y el bolsillo

Caminar por la famosa hilera de metasecuoyas es precioso, pero lo que más se me quedó grabado fue el olor a madera húmeda y a pan caliente que salía de los puestecitos de comida. Me gasté unos 5,000 won en un hotteok que estaba tan caliente que me quemé la lengua nada más morderlo. ¿Gajes del oficio, no? Si quieres ahorrar de verdad, lo más inteligente es reservar el transporte desde Seoul con antelación. A veces, los paquetes que incluyen el bus directo desde Myeongdong o Dongdaemun salen más rentables que ir por libre en el metro, que tarda una eternidad. Lo único que me decepcionó un poco es que todo está muy comercializado ahora, así que mantén un ojo puesto en la cartera para no gastar en tonterías.

Qué evitar con Excursión de un día a la isla de Nami: Petite France y el Jardín de la Calma Matutina

Para evitar desilusiones, lo más importante es no llegar tarde y no subestimar las distancias entre cada sitio. Lo curioso es que si te confías con los horarios del Gapyeong Tour Bus, podrías terminar esperando una hora bajo el sol o perdiendo la entrada al Garden of Morning Calm.

El caos del transporte y el reloj

Recordar mi primer viaje me da un poco de risa, pero en ese momento fue frustrante. Llegué a la estación de Gapyeong a las 10:30 AM, pensando que tenía todo el tiempo del mundo. ¡Error de principiante! La fila para el autobús era kilométrica y el sol de mayo no perdonaba ni un poquito. Lo que nadie te dice es que si pierdes un bus de la ruta circular, el siguiente tarda una eternidad en pasar.

  • No esperes al último momento para comprar el billete del Zip-wire (cuesta unos 50,000 won); se agotan antes del mediodía y te quedarás con las ganas de volar sobre el agua.
  • Evita ir los fines de semana si odias las multitudes; el ferry a Nami Island parece el metro en hora punta y se pierde toda esa paz de los árboles que ves en las fotos.
  • La tarjeta T-money es tu mejor amiga, pero asegúrate de tener saldo suficiente antes de salir de Seúl, que luego las máquinas de recarga en la provincia fallan o tienen colas enormes.

Expectativas contra realidad y comida

Sinceramente, Petite France me pareció un poco… bueno, artificial. No es que sea feo, pero si esperas una aldea francesa auténtica, te vas a decepcionar bastante. Lo que sí vale la pena es el sector de Pinocchio & Da Vinci, aunque la entrada combinada sube a casi 20,000 won. Me acuerdo que el aroma a café y el sonido de las cajas de música mecánica eran encantadores, pero me agobié con tanto grupo de turistas empujando por una simple foto. No intentes comer en el primer sitio que veas cerca del muelle de Nami Island. La comida -ay, Dios- suele ser cara y no muy buena. Yo me dejé llevar por el hambre y pagué 15,000 won por un plato de pollo que estaba más seco que una piedra. Mejor camina un poco más hacia el centro de la isla. Algo que aprendí por las malas: no intentes verlo todo en una hora. Correr le quita la magia al Garden of Morning Calm, especialmente cuando el aire frío de la montaña te golpea la cara y las luces empiezan a encenderse al atardecer. Es una sensación única, de esas que te dejan mudo. ¿Lo peor?、intentar tomar el último bus de regreso a la estación a las 7 pm. Casi nos quedamos varados por no planificar bien la salida. Honestamente, no fue mi favorito.